Indefenso el árbol
va perdiendo sus vestiduras.
En sus ramas, las hojitas
parecen aburridas y tristes.
Pues se mecen a merced
del viento, o de la débil brisa.
Caen las hojas.
Se ven mas felices y traviesas
esparcidas en el asfalto.
Hasta diría que se besan
entre si, festejando la libertad.
Ruedan alegres formando remolinos,
en una danza frenética.
Liberadas, parecen tener
iniciativa propia.
Desafiando sin vida ya.
A la propia naturaleza…
Gladys Goldszteyn.
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