Los
ojos de la noche insomne me miran.
Desde mi cama se oyen en silencio mis
pensamientos fatigados/ hartos/ agotados de descontento.
Trato de respirar a
modo de entrar en meditación/ al menos en relax/ no lo logro.
Me levanto, comienzo a
escribir/ me preparo un cortado.
Como tantas veces/ vienen las preguntas que
nunca tienen respuesta;
las que ya se han vuelto incógnita/ en este destino
curiosamente marcado.
La vida en el reparto me dio unas cartas que yo no supe
jugar…/
y ahora que algo he aprendido/
se empeña en hacerme trampa.
Gladys
Goldszteyn