domingo, 28 de octubre de 2012

SOMBRAS

Es curioso como uno se acostumbra a todo.  A la lejanía de nuestra cuna, a prescindir de los olores de nuestras calles. A la desaparición de los padres. A no compartir con los hermanos que están lejos. Al divorcio de la familia y de la pareja, a no ver a los hijos. Orfandad de afectos. A tener pocos amigos. A cierta soledad que pesa algunas veces, y otras suena a grito de libertad. Como si todo esto fuera poco e insuficiente, nos acostumbramos también: a que la vida es una ruleta rusa, a que alguien aprieta un gatillo sin saber contra quién hará impacto su bala, o en qué momento alguien manipulará una bomba que puede estrellarse contra tu cuerpo, o contra tu casa. Me es sumamente curioso descubrir y redescubrirme, como una sombra, que se acostumbra a todo… Una sombra que a pesar, quiere ser feliz en el intento de vivir, en medio de otras sombras…
Gladys Goldszteyn
28-10-2012.

jueves, 25 de octubre de 2012

PATIOS

Amo los patios
de la infancia
malvones, helechos,
hiedra, enredadera,
ruda,  hierbabuena
macetas oxidadas,
malvones perfumados
y helecho,
era el echo de hacerse compañía.

Hiedra con sabor a bolero
enredadera de historias
del Juan y la María,
ruda para la suerte,
hierbabuena para quererte.

Amo los patios
tortas fritas,
mate y bizcochitos,
de vecinas aladas
escuchando el radioteatro,
soñando otra suerte.

Entre baldosas combinadas
algunos vecinos bailaban un tango
entre mates y tintillo,
los más jóvenes indefinidos
entre baladas, twist y rock and roll

Cumpleaños bulliciosos
pitos y matracas
piñatas acarameladas.

Guirnaldas zarandeadas
rosetas azucaradas,
fogosas velitas
deseos apasionados,
tras el soplo
apagado
la pasión escondida.

Amo los patios
que se perdieron,
que solo habitan
en la memoria
de un tiempo iluso,
genuino,
pasado,
que  no vuelve,
no vuelve...   
solo en mi
el recuerdo
los aclama.
 
Gladys Goldszteyn

lunes, 1 de octubre de 2012

UN NOMBRE

Tengo un nombre entre los labios,
juego con el sobre mi lengua,
lo muerdo hasta sangrarlo,
lo mastico,
resbala por mi garganta,
pretendo digerirlo,
me ahoga,
me intoxica.
 
Nunca supe a que vino,
tampoco cuando se fue,
es que vino para quedarse, creo. 
 
Apretó el botón de la cisterna,
dejo correr el agua,
trato de ahogarlo,
sobrevive siempre victorioso.
 
Desde hoy se volverá parte de mi alimento
beberé de su significado,
el compendio de sus letras,
buscaré cual es la idea,
el por qué de su bilis y su néctar.
 
Tengo un nombre entre los labios,
cuando cierro los ojos,
osa besarme
recorriendo el contorno
y la comisura de mis labios,
arrastrándose por mi lengua
duerme atragantado en mi garganta.
 
Gladys Goldszteyn