domingo, 7 de abril de 2013

CÉLULAS VIVAS

Acaso creyeron
que tenían derecho,
mal paridos,
asesinos,
verdugos, 
dementes/
No puedo imaginar,
como hubiera sido
mi vida
y la de mi familia 
con ellos/
Si puedo recordar
lo mal que la pasó
mi padre,
mi madre,
mi hermano
y yo, sin ellos/
A veces muchos
no llegan a comprender
la trascendencia
del holocausto;
que se enquista,
de generación,
en generación,
y aunque se pretenda
estirpar de golpe
como un cáncer
que corroe,
van quedando
lamentablemente,
tristemente,
células vivas,
que al parecer
son indestructibles.
 
Gladys Goldszteyn