Es
curioso como uno se acostumbra a todo. A
la lejanía de nuestra cuna, a prescindir de los olores de nuestras calles. A la
desaparición de los padres. A no compartir con los hermanos que están lejos. Al
divorcio de la familia y de la pareja, a no ver a los hijos. Orfandad de
afectos. A tener pocos amigos. A cierta soledad que pesa algunas veces, y otras
suena a grito de libertad. Como si todo esto fuera poco e insuficiente, nos
acostumbramos también: a que la vida es una ruleta rusa, a que alguien aprieta
un gatillo sin saber contra quién hará impacto su bala, o en qué momento
alguien manipulará una bomba que puede estrellarse contra tu cuerpo, o contra
tu casa. Me es sumamente curioso descubrir y redescubrirme, como una sombra, que
se acostumbra a todo… Una sombra que a pesar, quiere ser feliz en el intento de
vivir, en medio de otras sombras…
Gladys
Goldszteyn
28-10-2012.
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