sábado, 24 de diciembre de 2011

ALGUNAS REFLEXIONES

 
 El humor nos salva de la desavenencia, de la desazón, de la angustia, del dolor de haber sido, o ser un niño sufrido. Pues la casi mayoría de los dolores, nos acompañan desde la niñez. El humor también nos salva al recordar errores de juventud, de “frustraciones” matrimoniales, de no haber sido la esposa perfecta, ni la madre perfecta,  “ ni saberse ser en un futuro, la abuela perfecta”, la amiga perfecta, la amante perfecta, la humana perfecta, la perfecta en todo el sentido de la palabra.
Por lo cual no siento ni un ápice de culpabilidad, lo lamento, vine hasta aquí para aprender como todos. No se solucionan las cosas siendo o sintiéndonos culpable, si no superándolas, para superarse. Aunque los que nos consideren culpables de algo, no puedan apreciar nuestros avances… ¡qué importa! Uno sabe quién, es, en que se transformó, como fue mutando hasta superarse para ser una mejor persona. Uno sabe que no volvería a cometer errores pasados, si no todo lo contrario, en dónde plantó un cactus, plantaría orquídeas o jazmines y así consecutivamente, hasta avanzar y mejorar cada día más.
Estoy en paz conmigo misma, por eso puedo reír en vez de llorar, y llorar cuándo me emociono. Por eso puedo disculpar en vez de odiar, o a lo sumo sumirme en la indiferencia. Por eso puedo llegar a distinguir cuándo alejarme, para que la energía negativa de otros, no me contamine; y para que algunos no se confundan. Que si disculpo no quiere decir que acepto, y que si acepto no quiere decir que vaya a tolerar todo, todo lo que no esté ubicado en el sitio correspondiente…
¿Y cuál por otro lado, es el sitio correspondiente?...
Creo que la vida nos va llevando sabiamente hasta poner cada cosa en su lugar.
Gladys Goldszteyn

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