lunes, 5 de noviembre de 2012

BARCAS INQUIETAS

 
Hilos invisibles mecen exaltados egos.
Los veo.
Fluyen en el mar de la incertidumbre
y la sorpresa;
trayendo asqueada
melancolía.
Allí te encuentro
entre barcas inquietas,
sumergiéndome en tus brazos
protectores,
encuentro calma,
bebo de tu paz  eterna,
mi querido amor,
mi querido…
Y juntos nos salvamos
de la banalidad desmedida.
 
Gladys Goldszteyn

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