Recuerdo
tus miradas
envolventes y
acariciantes
por
momentos éramos
tan
solo tú y yo
y
nuestros ojos
nadie
más alrededor
olvidando
todo por un lapso
un
instante soñado
en que los
ojos se acariciaban
penetrando
las miradas/.
Mi boca
te sonreía
mi
mirada te perseguía
todo el
deseo amoroso
y el
dolor juntos
estallaban
en un encuentro
que tu
hacías imposible
y
eterno materializar/.
Me he
liberado por fin
silenciando
al corazón
que a
veces grita
amnésico
y loco
tu
nombre/.
Entonces
entre brumas
de
quereres y olvidos
lo
distraigo con quehaceres
entre
rosas y espinas
enfrentando
a ese impertinente
y
sádico chico que me hirió/.
Con sus flechas clavadas
a veces vivo
a veces muero/.
Gladys
Goldszteyn
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