viernes, 27 de mayo de 2011
domingo, 22 de mayo de 2011
jueves, 19 de mayo de 2011
Escuchando el silencio
Oigo el silencio
de a ratos habla,
entre ruido y ruido
la nada se propaga.
Murmullos, quejidos,
gritos, aullidos
llantos, ladridos,
corazones oprimidos.
El mundo dividido
estalla perdido.
El silencio dice más
que los sonidos.
Descifro mensajes,
sentidos.
Voces en el silencio
me cuentan:
de soledades, carencias,
injusticias y olvidos.
Gladys Goldszteyn.
martes, 17 de mayo de 2011
El aviso
La hechicera dijo – maleficio-. Viejo oficio el de la maldad. Pañuelo rojo agita, ahuyentando demonios. Me ahogo, siento a la guadaña posesionarse, me da una pequeña tregua. Despierto totalmente sobresaltada, urge ponerme en pie. Desvelo, estuve a un paso de que me lleve. Salté de la cama antes de que me atrapara. Zafé de momento, no se mañana… Demonios se confabulan.
Gladys Goldszteyn.
Vida
Entre un mar
de dudas, caos
te fui encontrando,
templanza.
Torbellino
de vivencias,
ansiedades,
llegaste a mí,
sosiego.
Entre los años
niños, jóvenes,
fui aprendiendo.
Se llega,
la paz del alma existe,
sólo se aprende
viviendo.
Las cosas que dañan
llegan por algo
nada es casual.
Vida estamos en paz
nada te debo
nada me debes…
Tan solo
un poquito
de felicidad...
me debo.
Gladys Goldszteyn.
sábado, 14 de mayo de 2011
Absurdo
Maravilloso y absurdo
es quererte,
extrañarte, desearte,
despertándome todos
los sentidos
a la vez.
Logras mantener
la llama encendida
que no se apaga jamás.
Es volver siempre
al mismo punto,
táctica del destino,
es mantener este amor
tierno y cálido que
me desborda el pecho
y las entrañas.
Lo que no sabes tú es
que si más te brindaras
más aún te querría.
Gladys Goldszteyn.
Sin salida

Imaginando
atrapé un sueño
se hizo carne
Atrapé un sueño
soltar lo quiero
al no poderlo realizar.
Atrapé un sueño.
Termino atrapandome
Gladys Goldszteyn.
domingo, 1 de mayo de 2011
Holocausto
Recuerdo que pregunté:
-¿Y por qué no tengo abuelos como los demás chicos?, -porque los mataron en la guerra me dijo papá. ¿Quién los mató?, -Hitler-, respondió. ¿-Y tus hermanas?, esas que están en la foto contigo y los abuelos-? –También-, contestó. Me quedé pensando quién diablos era ese Hitler para haberme dejado sin el placer de los mimos de mis abuelos. Despojándome del cariño de esas tías a las cuales me parecía tanto, y que soñé tantas veces compartir vivencias, reuniones familiares, cumpleaños y ese calor de familia numerosa.
No puedo perdonar, ni me lo cuestiono siquiera. Cuando recuerdo la cara triste de mi padre y su locura. La soledad de la mesa familiar, y ese desarraigo paterno y fraterno, que se va transmitiendo de generación en generación. Sin más consuelo de llegar a entender a los sobrevivientes, poder asimilar y superar la maldita carga sufriente, que en herencia nos dejan para toda la vida.
Gladys Goldszteyn.
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